09/01/16 DIARIO SEVILLA La vocación nunca tardía de Manuel R. Duarte



La vocación nunca tardía de Manuel R. Duarte



Ser periodista y abogado es un doble mérito que en el caso de Manolo se multiplica. Perteneciente a una familia agrícola, trabajó en el campo y fue por primera vez al colegio con 10 años.



Francisco Correal | Actualizado 09.01.2016 - 07:21


 


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Manuel Rodríguez Duarte.


Tres años luchando contra el cáncer. Si el resultado no hubiera sido el de muerte, el de la lucha era el estado natural de Manuel Rodríguez Duarte (Marchena, 1947-Valencina de la Concepción, 2016), habituado toda su vida a luchar contra la adversidad. Pelear y vencerla siempre.

Ser periodista y abogado es un doble mérito que en el caso de Manolo se multiplica. Perteneciente a una familia agrícola, trabajó en el campo y fue por primera vez al colegio con 10 años. Fue su primer profesor en el instituto laboral de Marchena Luis Camacho, padre del destacado periodista Ignacio Camacho.


Siempre tardío, en sus anhelos fue el primero en llegar a la meta. Estudió Periodismo y empezó a ejercerlo en el centro territorial de Televisión Española en Sevilla, el chalé de Tele-Sur en la avenida de la Palmera. Comenzó en labores de administración y Paco Millán, en su etapa de director, le encomendó presentar el primer programa de deportes de una televisión en la comunidad. Con el nombre de Andalucía Deportiva, como la agencia de su amigo Miguel Gallardo, periodista y abogado como él.


Además de la sección de Deportes, informó en las de Economía y Agricultura, curiosa vuelta a sus orígenes. Estudió Derecho. Acabó la carrera, se colegió, fue pasante en el bufete de Celestino Fernández Ortiz y profesor de Derecho a la Información en el Centro de Nuevas Profesiones.


En los primeros años 80, coincidiendo con el regreso de Jesús Quintero a Sevilla para hacer El loco de la colina, Duarte formaba parte con el propio Quintero, Paco Cervantes, Antonio Calderón, Taboada, José Rodríguez de la Borbolla, Arenzana y Machuca de los animados partidos de futbito que semanalmente jugábamos en el pabellón de los Escolapios de Montequinto.


Se prejubiló en Televisión Española, pero no perdió el contacto con la actualidad. Ya de una forma más militante. Residente en Valencina, fue uno de los más vehementes defensores de la integridad del yacimiento dolménico de esta localidad del Aljarafe frente a los embates de un desarrollo urbanístico insaciable. De su quijotismo fueron testigos vecinos como Kiko Veneno o José María Pérez Orozco.

Ejemplo casi novelesco de cómo con tesón un analfabeto podía convertirse en doctor y licenciado. Su hermano Tomás trabajó de regidor y realizador en el centro regional de Televisión Española. El 10 de diciembre de 2015, casi un mes antes de morir, se estrenó como abuelo de Mateo. El vástago de su hijo Manolo, que estudió Magisterio. A ese sueño también supo llegar a tiempo el luchador que hizo con palabras la reforma agraria de su paisano Paco Casero. Formó parte del primer elenco de actores de doblaje de cine en Andalucía.




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