Druidas e ídolos misteriosos en Valencina de la Concepción
Proseguimos la ruta por los lugares megalíticos en Sevilla, con parada en los dólmenes de esta localidad del Aljarafe
10 sep 2016 / 14:37 h.
Nuestra ruta por los
lugares de poder en Sevilla comienza por el Aljarafe sevillano. Allí nos
detendremos en la localidad de Valencina de la Concepción, a poco menos
de 6 kilómetros
de la vieja Híspalis. De gran belleza y desde donde podremos contemplar una exquisita
vista de Sevilla hemos de encontrar su origen en la Edad del Cobre,
de la que se han encontrado enterramientos realizados con grandes piedras tipo
dolménico. Son los llamados dólmenes de Matarrubilla, La Pastora y Ontiveros,
su datación se enmarca hacía los 3000
a .C. y son de los más impresionantes lugares de poder
del territorio español. El de Matarrubilla, tiene una peculiaridad que la hace
especial: tiene una cámara de bloque de piedra negra que era utilizada
para las ofrendas a sus dioses. Cultos donde se invocaba al más allá o a
los poderes sobrenaturales, creencias más allá de la muerte.
No sabemos bien que
impulsó a aquello hombres de la Edad de Cobre a erigir tan importantes
monumentos pero sin dudas algo muy importante, de nuestra física o no,
encontraron en este paraje. Aquellos hombres del Calcolítico tenían su
hábitat en el fértil valle del Guadalquivir, allí se establecieron como
comunidad agrícola y el río que les dio la vida también les daría el
conocimiento. Cerca de ellos las colinas del Aljarafe, desde donde se
divisaba y dominaba todo un paisaje indescriptible, el lugar reunía todos los
condicionantes que un asentamiento de hombres primitivos podría desear.
Allí, erigirían su
primer elemento de marcación como lugar de poder. Hacía el 1500 a .C.
levantaron el dolmen de La Pastora. En torno a él los arqueólogos
hallaron restos de un importante contingente poblacional: un poblado, fosos,
silos, restos de cabañas, entre otros, que evidencian el asentamiento en la
zona de un importante centro de poder territorial.
En Valencina de la
Concepción encontramos igualmente el llamado ídolo de placa e ídolo
antropomorfo, datado hacia el 3000 al 2100 a .C. Se trata de
una pieza enmarcada dentro de un ajuar funerario. En este mismo enclave
se han encontrado restos de una importante necrópolis. Allí tenemos de
forma destacada los dólmenes de gran tamaño caracterizados por presentar una
cámara o tholos de tendencia circular. Estos están precedidos por un
corredor que en algunos casos destaca por sus amplias dimensiones en
cuanto a su longitud, superando los cuarenta metros.
También en la zona
encontramos los dólmenes de Matarrubilla (datados hacia 1800 a .C.), La Pastora y
Ontiveros (ambos de hacia 1500
a .C,) y el de Montelirio, con importantes
aportaciones en ajuar funerario y elementos de ornamentación.
Se les llama los Gigantes
de Valencina y nos muestran un amplio repertorio de las técnicas de
la arquitectura megalítica. En su construcción destaca el empleo de
ortostatos de gran tamaño, igualmente el uso de mampostería de pizarra
para la realización las paredes. Innovaciones como las cubiertas adinteladas
hasta la falsa cúpula realizada por aproximación de hiladas. Pero sobre
todo hemos de destacar que esta superestructura tumular se hallaba en
perfecta comunión con el paisaje camuflando a los ojos del ser humano.
El dolmen de
Matarrubilla se erige hacía el 1800 a .C. Destaca por su largo corredor de
más de 30 metros
de longitud que alcanza la cámara que lo remata. El monolito pétreo se
trata de una mesa de ofrendas, y la reflexión la dejamos en una cita
sobre este mismo dolmen: “No puede dejar de reflexionar sobre el tipo de
ceremonias que, hace más de cuatro mil quinientos años realizarían allí
aquellos seres humanos que en la penumbra del interior del dolmen lloraban a
sus difuntos. El culto a los muertos, la creencia en la segunda vida”.
Lugares mágicos donde la
energía vital de la persona, sin saber cómo, se viene a lo más alto,
como si tuviera el poder de regenerarnos. ¿Casualidad?
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