El misterio de las 20 sacerdotisas envenenadas con mercurio hace 4.800 años en Sevilla
Vicente G. Olaya
06/02/2019
Lo único seguro es
que todas fueron inhumadas en la cámara principal del megalito hace unos 4.800 años. Los prehistoriadores
desconocen si murieron a la vez, así como qué provocó su fallecimiento. Pero sí
saben que se trata de 20 personas (al menos 15 mujeres y 5 individuos de sexo
no identificado, pero más que probablemente féminas) ataviadas con
espectaculares vestidos trenzados con miles de cuentas de entre 3 y 4 milímetros de
diámetro y que portaban colgantes de marfil y ámbar en forma de bellotas. Eran
las sacerdotisas del templo de Montelirio (Castilleja de Guzmán, Sevilla).
Ahora, una investigación de un amplio equipo liderado por el catedrático
Leonardo García Sanjuán, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la
Universidad de Sevilla, desvela uno de los grandes misterios del
megalitismo peninsular: murieron con una edad media de 31 años y entre grandes
dolores, envenenadas por mercurio, aunque cabe la posibilidad de que mientras
sufrían los efectos del veneno fueran rematadas de forma violenta.
El yacimiento,
cuyo nombre es Tholos de Montelirio, en la zona arqueológica de Valencina de la
Concepción-Castilleja de Guzmán, fue descubierto en 1868 y abandonado durante
décadas. Su excavación se retomó a partir de 1980 a causa del crecimiento
urbanístico de Sevilla. Esquemáticamente se trata de una construcción
megalítica (entre 3.000 y 2.800 años antes de Cristo) compuesta por un
“corredor” al aire libre de unos 40 metros de longitud que desemboca en dos
cámaras subterráneas techadas con sendas cúpulas de unos 5 y 2,75 metros de
diámetro, respectivamente, que se sostenían –durante el fraguado de la obra-
sobre pilares de madera. La principal de las cámaras, donde se hallaron los
cuerpos, estaba recubierta de una pátina roja de cinabrio y decorada con
motivos que hacían referencia al Sol.
Las últimas
investigaciones de la Universidad de Sevilla han permitido determinar que
durante unos pocos minutos durante el solsticio de invierno el sol se colaba
por el corredor de entrada, iluminaba la cámara funeraria e incidía sobre una
estela que representaba a la Diosa Madre, provocando “una saturación sensorial”
entre las personas que se encontraban en su interior.
En los restos de
todos los cuerpos se han detectado “elevadísimos niveles” de mercurio (traído
desde
Almadén, Ciudad Real), lo que les provocaría graves disfunciones motrices y
cognitivas. “Esto significa que estaban expuestas continuamente al cinabrio,
bien por ingestión por razones religiosas o porque viviesen con la piel pintada
por el mercurio”, señala el investigador. Además, los huesos presentan
afecciones de tipo óseo (artritis y artrosis) que, dada su "juventud"
(la edad media de fallecimiento en la Edad del Cobre rondaba
los 40 años), indican que o caminaban mucho o eran "bailarinas", lo
que refuerza su posible carácter sacerdotal. García Sanjuán admite que se
ignora si "todas murieron a la vez o en un periodo muy corto de tiempo,
pero sí que es posible que el monumento fue construido para un evento funerario
único o para un colectivo muy especial".
Estas personas
fueron inhumadas recubiertas por una especie de vestidos de lentejuelas, que en
realidad eran ropas confeccionadas con decenas de miles de cuentas de caliza o
conchas y ensartadas por hilos. El peso de estos trajes rondaría, según los
cálculos de los estudiosos, los ocho o 10 kilos. Uno de los cuerpos ha sido
hallado en postura orante hacia la estatua de la divinidad femenina, aunque la
mayoría de los esqueletos están en posición supina. Junto a los restos se han
desenterrado materiales suntuarios importados de lugares lejanos, como marfil,
ámbar, variscita, cinabrio o cristal de roca.
El Tholos de
Montelirio no se puede visitar y sus objetos y restos se almacenan actualmente
en el Museo de Arqueología de Sevilla. "Es lamentable que unas piezas que
han dado la vuelta al mundo científico, dado su innegable valor, no puedan ser
admiradas por el público, lo que generaría más expectación sobre un yacimiento
que es único en el mundo", concluye García Sanjuán.
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