Carta al Director.
La Conversión de Carmelo
Cuál sucediera a Pablo de Tarso, azote de los cristianos antes de su conversión tras la caída del caballo camino de Damasco, Carmelo Ceba, alcalde de Castilleja de Guzmán, amenaza depredadora de restos arqueológicos, se ha convertido en ferviente conservacionista de nuestros vestigios prehistóricos. No ha sido al caerse del caballo, como sucedió con Saulo, pero sí cuando la Directora General de Bienes Culturales lo ha descabalgado de su galopante desprecio por el patrimonio cultural del término del pueblo que gobierna. De propiciar una reducción del escaso perímetro de protección del Dolmen de Montelirio para hacer un gran Centro Comercial casi encima del túmulo del mismo, y un geriátrico al otro lado, ha pasado a decir, delante de la Consejera de Cultura, que es ferviente defensor de todo lo cultural. Fue en el acto celebrado en el Ayuntamiento para la firma de un convenio para la puesta en valor de dicho monumento megalítico. Y agregó el alcalde, que si una tesitura lo pone entre elegir desarrollismo económico de su pueblo o el conservar los restos arqueológicos, él, sin duda alguna, apuesta por la cultura. ¡Oh milagro! Ese discurso es nuevo, y yo que me alegro, si es sincero. Claro, que esto lo dice cuando la Junta, no sólo ha recuperado para Montelerio los seis mil metros que la Delegada Montaño le arrebató injustamente, sin tener competencia para hacerlo en connivencia con el alcalde, sino que va a declarar BIC todo el conjunto dolménico de Castilleja-Valencina, y no isletas como se hizo antes. A diferencia de Saulo de Tarso, que tras su caída se le apareció el Señor envuelto en un resplandor del cielo y le convenció para que se convirtiera en el más ferviente propagador el Cristianismo, a Carmelo se le ha aparecido Guadalupe Ruiz, como directora General de Bienes Culturales, envuelta en las páginas del BOJA.
Cuál sucediera a Pablo de Tarso, azote de los cristianos antes de su conversión tras la caída del caballo camino de Damasco, Carmelo Ceba, alcalde de Castilleja de Guzmán, amenaza depredadora de restos arqueológicos, se ha convertido en ferviente conservacionista de nuestros vestigios prehistóricos. No ha sido al caerse del caballo, como sucedió con Saulo, pero sí cuando la Directora General de Bienes Culturales lo ha descabalgado de su galopante desprecio por el patrimonio cultural del término del pueblo que gobierna. De propiciar una reducción del escaso perímetro de protección del Dolmen de Montelirio para hacer un gran Centro Comercial casi encima del túmulo del mismo, y un geriátrico al otro lado, ha pasado a decir, delante de la Consejera de Cultura, que es ferviente defensor de todo lo cultural. Fue en el acto celebrado en el Ayuntamiento para la firma de un convenio para la puesta en valor de dicho monumento megalítico. Y agregó el alcalde, que si una tesitura lo pone entre elegir desarrollismo económico de su pueblo o el conservar los restos arqueológicos, él, sin duda alguna, apuesta por la cultura. ¡Oh milagro! Ese discurso es nuevo, y yo que me alegro, si es sincero. Claro, que esto lo dice cuando la Junta, no sólo ha recuperado para Montelerio los seis mil metros que la Delegada Montaño le arrebató injustamente, sin tener competencia para hacerlo en connivencia con el alcalde, sino que va a declarar BIC todo el conjunto dolménico de Castilleja-Valencina, y no isletas como se hizo antes. A diferencia de Saulo de Tarso, que tras su caída se le apareció el Señor envuelto en un resplandor del cielo y le convenció para que se convirtiera en el más ferviente propagador el Cristianismo, a Carmelo se le ha aparecido Guadalupe Ruiz, como directora General de Bienes Culturales, envuelta en las páginas del BOJA.
Manuel R. Duarte
Valencina de la Concepción (Sevilla)
31/03/2009 15:37
Valencina de la Concepción (Sevilla)
31/03/2009 15:37
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