ARQUEOLOGÍA
Estudio de la Universidad de Sevilla y la
Complutense de Madrid
El primer sevillano era un europeo abierto al mundo
Presentan
la primera secuenciación de ADN de la población prehistórica sevillana de hace
5.000 años
El
análisis genético de un importante joven revela que su linaje materno era
europeo
Pertenecía
al asentamiento más importante de Europa Occidental en la edad del cobre, en el
tercer milenio a.C.
Su
ajuar funerario refleja que su comunidad tenía conexiones comerciales
internacionales
Actualizado 05/12/201511:19
El
estudio arqueológico y biológico de su ajuar funerario y del ADN de dos de sus
dientes ha revelado que el joven de
hace cinco mil años que yacía en una importante tumba
megalítica descubierta en el pueblo sevillano de Valencina de la Concepción era
de estirpe genética europea por parte de madre (se desconoce la del padre) y
pertenecía a una cultura cosmopolita con conexiones comerciales internacionales
con África, Asia, Oriente Próximo, islas mediterráneas y otros puntos de la
Península Ibérica y Europa. En síntesis, se puede afirmar que el primer sevillano,
el habitante prehistórico más antiguo de la zona al que se secuencia su perfil
genético, era un tipo europeo local, pero abierto al mundo.
En
la pizarra digital del aula 1 de la Facultad de Geografía e Historia de la
Universidad de Sevilla brillaba ayer al mediodía la foto de un esqueleto
completo, tumbado sobre su costado derecho y curvado. Son los huesos del hombre
de hace unos 3.000 años antes de Cristo que encontraron en la parte inferior de
la cámara principal de una gran tumba megalítica -le precedía una antecámara
con otros cuatro esqueletos y un corredor de 17 metros- excavada en sector PP-4
del yacimiento de Montelirio. Éste pertenece a la zona arqueológica de
Valencina de la Concepción-Castilleja de Guzmán, en la cornisa del Aljarafe, una de las áreas más ricas de la edad del cobre en
Europa Occidental.
La
Tumba 10.042-10.049 es especial y por eso han elegido a su ocupante como sujeto
del estudio «Primera secuenciación de
ADN de la población prehistórica sevillana», que ayer
presentaron en una conferencia pública el profesor del departamento de
Prehistoria y Arqueología de la Hispalense Leonardo García Sanjuán y los biólogos Sara Palomo Díez y Eduardo Arroyo Pardo,
investigadores del grupo de Genética Forense y Genética de Poblaciones de la
Complutense de Madrid.
«Enterramiento
único»
El
arqueólogo explicó que es «un primer paso, pequeño pero importante» para
comprender el perfil genético de la primera población prehistórica de la zona
de Sevilla, que, en aquel tiempo, cuando el río desembocaba en Coria y la mayor
parte de la actual capital era costa litoral inundable, se asentó en el mejor
sitio, en la dominante cornisa del Aljarafe. En esa época se formaban las
primeras sociedades complejas del Mediterráneo y en Egipto construían las pirámides
de Giza. Este «megaasentamiento de más
de 400 hectáreas» del Aljarafe, que se prolongó 800 años, «era el más grande de la Península Ibérica y de
Europa Occidental», dijo para resaltar el valor de este
riquísimo patrimonio. Su población tenía «una dimensión internacional» por su
comercio, su tamaño y por la presencia de «un 10% de individuos no locales».
Al
excavar entre 2007 y 2010 el yacimiento del
tholos -gran tumba megalítica- de Montelirio registraron que en la
parcela PP-4 había 164 estructuras prehistóricas, la mitad de ellas con restos
humanos, y que la tumba 10.042-10-049 estaba en el centro respecto a las demás,
lo que indicaba su importancia. El ajuar de su principal ocupante, un joven de entre 17 y 25 años, era
suntuoso. En torno a su cabeza tenía un colmillo de elefante africano completo;
le acompañaban una daga de sílex (probablemente del sur ibérico, pero no del
valle del Guadalquivir) con pomo de ámbar, que creen que llegó de Sicilia.
También había, entre otros objetos y restos, intensas manchas rojas de cinabrio
procedente de Almadén, en Ciudad Real, o cuencos y alfileres de marfil, materia
que se importaba en bruto y se procesaba aquí. En un nivel superior de esa
cámara mortuoria, separada de la del esqueleto por lajas de pizarra, encontraron
marfiles tallados de elefante, pero no
elefante africano sino asiático, lo que amplía aún más el
horizonte de los contactos comerciales de este asentamiento. «Es un
enterramiento único en Europa Occidental», destacó.
De
los restos hallados, depositados en el Museo Arqueológico de Sevilla, se
tomaron en julio de 2014 dos dientes del primer sevillano para triturarlos y
extraer de su polvo ADN. Sara Palomo explicó ayer que no ha sido posible
obtener información suficiente del ADN nuclear, que permitiría rastrear la
huella genética por parte de padre y madre, pero sí del ADN mitocondrial, que
refleja sólo el linaje femenino. La conclusión, tras estudiar las posiciones
genéticas 12.308 A
(Adenina) y 14.766 C
(Citosina), es que este hombre era de
origen biogeográfico europeo por parte de madre, del haplogrupo
H y subclado H1, preponderante en Europa, un perfil genético que entró desde Oriente Medio hace entre 20.000 y
25.000 años. No se ha podido saber de dónde procedía su padre.
En
nombre del grupo, Eduardo Arroyo aprovechó para reclamar un programa estatal bien financiado que
permita ampliar las ahora muy limitadas bases de datos de ADN de los pobladores
antiguos, pues ahora «hay carencia de medios» y «no hay algo sistemático a
largo plazo». Aseguró que «merece la pena». García Sanjuán urgió además a la
Junta a consolidar el yacimiento de Montelirio porque «se está deteriorando», algo que «no
sería costoso».
No hay comentarios:
Publicar un comentario