Nuestros antepasados encontraron un lugar privilegiado para la vida en las lomas que rodean lo que hoy es Sevilla. Tenían marismas, la cercanía del mar, buen clima, tierra fértil, caza y una atalaya natural para defenderse. Ante esas condiciones de supervivencia, desarrollaron formas de artesanía y un cuidado con las cosas esenciales de la vida, entre ellas los rituales y construcciones relacionadas con la muerte. En los dólmenes depositaban a los muertos, rodeados de ajuares. Todo eso nos fue legado y llegó hasta nosotros a través de los siglos: una red sagrada de dólmenes, y la memoria que recogen los restos que en distintos estratos y niveles de conservación hay entre ellos. Pero hoy el alcalde de Castilleja de Guzmán, pone en peligro esa herencia que es de todos. Ha hipotecado de por vida el dolmen de Montelirio, permitiendo que se construya en su entorno un supermercado, un geriátrico y una urbanización, y ya se ha gastado el dinero del convenio (PP-4) que firmó con la inmobiliaria. Por eso, porque está metido en una espiral de gasto megalómano, y porque no cuenta con otra forma de ingreso al margen de los presupuestos, no puede dar marcha atrás, a pesar de la presión ciudadana y científica, y del disparate de su acción. Los alcaldes no deben hacer política y financiar sus fastos con aquello que tiene un valor universal; y los delegados de Cultura no deben permitirlo.
Pero si ambos se ven atrapados por esta hipoteca, heredada en el caso del Delegado Provincial de Cultura, son otros poderes los que han de intervenir, para devolvernos lo que es un bien de la humanidad.
Pero si ambos se ven atrapados por esta hipoteca, heredada en el caso del Delegado Provincial de Cultura, son otros poderes los que han de intervenir, para devolvernos lo que es un bien de la humanidad.
EDUARDO PABLO APELLANIZ BASTERO. MIEMBRO DE VALENCINA HABITABLE
Publicada en:
Correo de Andalucía, 09/08/07
ABC, 09/09/07
ABC, 09/09/07
1 comentario:
ESTA CARTA HA SIDO PUBLICADA EL 9 DE SEPTIEMBRE DE 2007 EN EL ABC
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