Aljarafe Hoy.com
CARTA AL DIRECTOR.
CARTA AL DIRECTOR.
A Bernardo Bueno le crece la nariz.
El Delegado de Cultura, Don Bernardo Bueno, ha vuelto a faltar a la verdad recientemente en el tema de Montelerio y la reducción del perímetro de protección llevado a cabo por su antecesora Doña Maribel Montaño. Como lo inexplicable no se puede justificar, y además es imposible, Don Bernardo no debería intentar justificar ya nada, porque mientras más habla más enmerda a la Sra. Montaño. No puede decir que el recorte de protección fue producto de un error, de un fallo de los técnicos. Y menos subvertir el orden de las cosas, y echándole la culpa al Director General de Bienes Culturales, que era entonces D. Julián Martínez. Dice que éste envió una carta mostrando su disconformidad, cierto, pero que después lo aprobó, cosa incierta. El oficio -que no una simple carta como dice el Sr. Bueno- remitido por el Director General la Delegada Montaño reglamentariamente, llevaba fecha 4/12/2001, y es respuesta a otro oficio de la Delegada de fecha 8/11/2001, en el que esta le proponía unas nuevas coordenadas para la protección de Montelerio, que en la práctica resultaba una reducción de un tercio de dicha protección. Más de seis mil metros, que curiosamente en esas fechas, el Ayuntamiento tramitaba como modificación puntual de las Normas Subsidiarias, para recalificarlos de No Urbanizables, en urbanizables. El Director General, en ese oficio, le responde a la Delegada Montaño que no ha lugar a esas coordenadas, que no se justifican en modo alguno. Le adjunta a la Sra. Montaño la comparativa gráfica del perímetro inicialmente propuesto en la incoación de la declaración de BIC y de cómo quedaría con su propuesta, y le dice que como observará “son dos modelos distintos de protección sobre un mismo bien patrimonial”. Y concluye ordenándole que se prosiga con el modelo inicialmente propuesto por él en la Resolución de incoación ¿Qué sucede? Que la Delegada, haciendo caso omiso al Director General, y sin que ella tuviera competencia para ello y en contra de la orden recibida, publica en el BOJA de 13/03/2002, la modificación del perímetro, no querida por D. Julián, y que reducía en un tercio la protección. Esto significó, en la práctica, el pelotazo urbanístico para el dueño del suelo. El oficio de D. Julián desapareció misteriosamente del Expediente, y hemos tenido que ser los ciudadanos, a través del Defensor del Pueblo, quienes lo restablezcamos al mismo cinco años después. También falta a la verdad el Sr. Bueno cuando dice que finalmente D. Julián aprobó esa reducción. Y no es cierto, porque quién lo aprueba finalmente es la Consejera, que es la que tiene la competencia para ello. El Director General solo eleva el expediente tramitado por la Delegación, y que, si queremos ser bien pesados, D. Julián puede que ni se enterara de la jugarreta trilera que le había hecho la delegada con la dos columnas de coordenadas. O si se enteró, no dijo nada hasta la fecha, porque él sigue con un buen cargo público... lo que explicaría, quizás, su total mutismo. Así que menos faltar a la verdad Sr. Bueno para taparle las vergüenzas a la Sra. Montaño, porque ella, a sabiendas de que era una resolución injusta y administrativamente arbitraria, la adoptó conscientemente.
Manuel R. Duarte
Valencina de la Concepción (Sevilla)
http://aljarafe.blogia.com/2008/093018-carta-al-director.-a-bernando-bueno-le-crece-la-nariz.php
El Delegado de Cultura, Don Bernardo Bueno, ha vuelto a faltar a la verdad recientemente en el tema de Montelerio y la reducción del perímetro de protección llevado a cabo por su antecesora Doña Maribel Montaño. Como lo inexplicable no se puede justificar, y además es imposible, Don Bernardo no debería intentar justificar ya nada, porque mientras más habla más enmerda a la Sra. Montaño. No puede decir que el recorte de protección fue producto de un error, de un fallo de los técnicos. Y menos subvertir el orden de las cosas, y echándole la culpa al Director General de Bienes Culturales, que era entonces D. Julián Martínez. Dice que éste envió una carta mostrando su disconformidad, cierto, pero que después lo aprobó, cosa incierta. El oficio -que no una simple carta como dice el Sr. Bueno- remitido por el Director General la Delegada Montaño reglamentariamente, llevaba fecha 4/12/2001, y es respuesta a otro oficio de la Delegada de fecha 8/11/2001, en el que esta le proponía unas nuevas coordenadas para la protección de Montelerio, que en la práctica resultaba una reducción de un tercio de dicha protección. Más de seis mil metros, que curiosamente en esas fechas, el Ayuntamiento tramitaba como modificación puntual de las Normas Subsidiarias, para recalificarlos de No Urbanizables, en urbanizables. El Director General, en ese oficio, le responde a la Delegada Montaño que no ha lugar a esas coordenadas, que no se justifican en modo alguno. Le adjunta a la Sra. Montaño la comparativa gráfica del perímetro inicialmente propuesto en la incoación de la declaración de BIC y de cómo quedaría con su propuesta, y le dice que como observará “son dos modelos distintos de protección sobre un mismo bien patrimonial”. Y concluye ordenándole que se prosiga con el modelo inicialmente propuesto por él en la Resolución de incoación ¿Qué sucede? Que la Delegada, haciendo caso omiso al Director General, y sin que ella tuviera competencia para ello y en contra de la orden recibida, publica en el BOJA de 13/03/2002, la modificación del perímetro, no querida por D. Julián, y que reducía en un tercio la protección. Esto significó, en la práctica, el pelotazo urbanístico para el dueño del suelo. El oficio de D. Julián desapareció misteriosamente del Expediente, y hemos tenido que ser los ciudadanos, a través del Defensor del Pueblo, quienes lo restablezcamos al mismo cinco años después. También falta a la verdad el Sr. Bueno cuando dice que finalmente D. Julián aprobó esa reducción. Y no es cierto, porque quién lo aprueba finalmente es la Consejera, que es la que tiene la competencia para ello. El Director General solo eleva el expediente tramitado por la Delegación, y que, si queremos ser bien pesados, D. Julián puede que ni se enterara de la jugarreta trilera que le había hecho la delegada con la dos columnas de coordenadas. O si se enteró, no dijo nada hasta la fecha, porque él sigue con un buen cargo público... lo que explicaría, quizás, su total mutismo. Así que menos faltar a la verdad Sr. Bueno para taparle las vergüenzas a la Sra. Montaño, porque ella, a sabiendas de que era una resolución injusta y administrativamente arbitraria, la adoptó conscientemente.
Manuel R. Duarte
Valencina de la Concepción (Sevilla)
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