El ámbar que todos codiciaban en la Península Ibérica durante la Prehistoria
Los habitantes de la península cambiaron
progresivamente del ámbar de España al de Sicilia, a su vez sustituido por el
ámbar Báltico en el 2º milenio a.C.
UGR/IGME/DICYT
Codiciamos lo que necesitamos para vivir, pero sobre todo lo que
nos confiere prestigio. Poseer ámbar, o resina fósil, sin duda no es
imprescindible para la vida, pero ya en la Europa de la Prehistoria era un
producto clave en el trueque, en las redes de intercambio, debido a sus
fascinantes propiedades y la facilidad con la que se convertía en objetos ornamentales.
Gracias a la reciente investigación liderada por Mercedes
Murillo-Barroso de la Universidad de Granada, en la que ha colaborado el
investigador Enrique Peñalver, del Instituto Geológico y Minero de España
(IGME), que ha sido publicada en la prestigiosa revista PlosOne, ya podemos
decir sin temor a equivocarnos que la “llegada del ámbar siciliano a la
península ibérica ocurrió al menos en el 4º milenio antes de Cristo y que,
probablemente, se integró en redes de intercambio mediterráneas más amplias que
se intensificaron durante el 3er milenio a.C.”.
Una afirmación a la que los citados investigadores, junto a
Primitiva Bueno, Rosa Barroso, Rodrigo de Balbín y Marcos Martinón-Torres, de
las Universidades de Alcalá de Henares y Cambridge, han llegado tras varios
años de investigación.
“Presentamos nuevos análisis estandarizados de espectroscopia de
infrarrojos de 22 muestras arqueológicas y geológicas de un gran número de
contextos en toda Iberia, así como una revisión a gran escala de todos los
datos previos disponibles”, asegura Mercedes Murillo-Barroso.
“Siempre se ha creído que el ámbar en la península era
extremadamente raro en sus depósitos geológicos, y nada más lejos de la
realidad. Gracias a más de dos décadas de investigación del ámbar español del
periodo Cretácico disponíamos en el Museo Geominero (IGME) de muestras
variadas, aunque ninguna de Portugal, para hacer los análisis comparativos”, indica
Enrique Peñalver.
Por otra parte, “todas las muestras arqueológicas analizadas, con
una edad atribuible entre 4.000 y 1.000 años a.C., se hallaron vinculadas a
contextos funerarios, como el del Dolmen de Montelirio en Valencina de la
Concepción, Sevilla, en donde se encontraron 19 mujeres enterradas”, señala
Murillo-Barroso.
Evidencias muy sutiles
Para reconstruir lo que sucedía durante la Prehistoria no contamos
con la valiosa ayuda de documentos históricos que nos permitan conocer con gran
detalle actividades tan importantes como el transporte de materiales y su
intercambio y debemos hacerlo a partir de otras evidencias, a veces muy
sutiles.
“Los arqueólogos y los paleontólogos/geólogos estamos colaborando
estrechamente para determinar de dónde procedía el ámbar que se encuentra en
los enterramientos prehistóricos, pues si su origen es muy lejano entonces no
hay duda de que los humanos lo transportaron de un lugar a otro, y eso lo
podemos saber ya que los análisis realizados con el uso derayos de luz
infrarroja nos proporcionan una especie de huella dactilar de las piezas y
objetos de ámbar”, según Peñalver.
Gracias a gran cantidad de datos y a este tipo de análisis,
integrados con otros cuerpos de información arqueológica, el estudio confirma
“que en el norte de Iberia los humanos del Paleolítico hasta la Edad del Bronce
encontraban ámbar en las rocas cerca de sus asentamientos o poblaciones y lo
aprovechaban para elaborar objetos de adorno”, comenta Murillo-Barroso.
Una de las evidencias sutiles es que el ámbar siciliano, también
llamado simetita, aparece en Iberia con una distribución concentrada en el sur,
de forma similar a como ocurre con objetos elaborados con marfil, lo que
sugiere a los investigadores que ambos materiales llegaron siguiendo los mismos
o parecidos canales, a través del norte de África.
Como resultado de este estudio puede confirmarse que el ámbar
siciliano ya llegaba a la península al menos desde el 4° milenio a.C., nada
menos que dos milenios antes de que empezase a llegar el ámbar báltico, también
llamado succinita. En el área del Báltico se encuentra el que quizá es el mejor
ámbar del mundo para su uso en joyería, de hecho fue muy codiciado por la Roma
clásica y actualmente sostiene toda una industria, por ejemplo en Polonia.
Ahora sabemos que empezó a llegar a Iberia al menos desde el último cuarto del
2° milenio a.C., sustituyendo progresivamente al ámbar siciliano.
“La llegada del ámbar báltico debió formar parte de redes de
intercambio mediterráneas más amplias, junto a materiales como el hierro, la
plata y la cerámica, y no necesariamente como resultado del comercio directo
con el Norte”, según indica Martinón-Torres de la Universidad de Cambridge.
Mercedes Murillo-Barroso incide en que otra de las contribuciones
de la investigación es que, gracias a los análisis realizados tanto del núcleo
de ámbar vítreo como de las superficies externas alteradas de objetos hechos de
ámbar siciliano, se ha podido establecer cómo son las características de los
espectros de infrarrojos para este ámbar aunque esté deteriorado. Esto amplía
el análisis a muestras que anteriormente solían ser descartadas, lo cual es
relevante si se tiene en cuenta que el ámbar en contextos prehistóricos es muy
escaso.
De esta manera se llenan importantes vacíos del conocimiento, ya
que todo ello, junto con la información publicada anteriormente por los
autores, supone la revisión más completa hasta la fecha para la Prehistoria de
Iberia sobre la obtención y uso de ámbar de los depósitos geológicos locales, y
también sobre el intercambio para proveerse de ámbar foráneo.
No obstante, los investigadores destacan que quedan otras
importantes cuestiones abiertas, como la posible presencia de ámbar en
contextos arqueológicos del norte de África desde el 5° al 3ermilenio a.C. y su
caracterización, sobre todo si se tiene en cuenta la posible participación de
esta región en la red mediterránea de intercambio.
Peñalver apunta que “actualmente, no se conocen depósitos
geológicos de ámbar en la región, a excepción de una localidad con ámbar en
Túnez aún no confirmada, por lo que la exploración debería ser doble, tanto de
ámbar geológico como de ámbar de la Prehistoria. Este será sin duda un trabajo
a muy largo plazo, teniendo en cuenta que incluso en Europa estas exploraciones
se encuentran en una etapa incipiente”.
Referencia bibliográfica
|
Murillo-Barroso M, Peñalver E, Bueno P,Barroso R, de Balbín R, Martiñón-Torres M (2018) Amber in prehistoric Iberia: New data and a review. PLoS ONE 13(8): e0202235. https://doi.org/ 10.1371/journal.pone.0202235 |
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